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Historias de moteros

Blog_19_07_16

Esta es una historia que me contó un compañero de trabajo motero desde hace muchos años y con muchos, muchísimos kilómetros a su espalda. Para que os hagáis una idea entre algunos de sus viajes están Polonia, Italia, Norte de frica etc.

Los nombres de esta historia no son los reales.

Todo empieza un día de febrero mi gran amigo Alfonso me insiste en que le haga una visita a sus tierras, ando justo de tiempo libre pero le debo una visita y la verdad si el estuvo aquí yo tengo que hacer lo mismo.

Preparo un fin de semana para salir a Vigo preparo mi vieja Goldwyn la pongo a punto, reviso niveles, presiones de neumáticos etc., cargo poco algo de ropa una botella de agua y lo justo para 600 Km. de viaje. Mi moto esta deslumbrante con todas las pegatinas de los numerosos viajes que hecho y no es poco los 300.000 Km. que tiene ya mi vieja “burra” y casi ninguna avería seria, salgo del garaje enchufo la radio y zztop suena en mi equipo 600 Km. de autovía.
Llego a Vigo busco Alfonso y nos saludamos abrazos etc, noto un cambio en su imagen, lleva botas de cowboy, cadena enganchada a la cartera, camiseta de Harley Davidson y la burra que lleva ya no es la antigua Honda ahora es una deslumbrante y nueva Harley que cuando le da el sol deslumbra a todo el mundo con esos preciosos cromados. Le pregunto por el cambio de montura, y su respuesta fue esta “nah…ya sabes quería ser autentico, tener una moto de verdad” me quede quieto delante de el sin saber que responder y en dos segundos saltamos a otro tema, pero la frase de ser autentico quedo marcada en mi.

Mientras cenábamos en su casa, me comenta que al día siguiente iríamos a conocer a sus nuevos amigos, a su nueva cuadrilla motera, que tenían un local en la capital muy bien ambientada y con mucha marcha. Le comento que si no tiene pensado hacer alguna ruta para enseñarme las carreteras de esta zona y me dice que mejor ir al bar que ahora hace algo de frío para salir hacer kilómetros con la moto.

Al día siguiente nos levantamos y salimos hacia el bar, la fachada es preciosa pintadas de motos y todo ambientado a este mundo, dejo mi moto al lado de la de mi amigo y antes de poder desconectar el motor viene y me comenta que si no me importa dejarla en la otra acera, mas que nada porque ahí solo aparcan Harley y no quieren que se desvirtúe la imagen del bar. Me quedo algo mosca, y quito mi moto, soy un invitado y no quiero ser desagradable y mucho menos tener problemas.

Una vez dentro, todo fotos de fiestas, fiestas, fiestas y….fiestas, concierto de….fiesta de….y solo me encuentro eso, muchas motos preciosas eso si, deslumbrantes pero no veo nada mas. No hago comentario alguno sobre eso, mas aun estoy callado. Me Fijo en Alfonso, que lleva un chaleco de cuero y a diferencia de los demás el no lleva parche en la espalda, sentados en una mesa con demás persona le pregunto ¿oye Alfonso, porque no llevas tu parche?
Se hace un silencio incomodo para mi, y un tío grande suelta “cuando sea un motero de verdad llevara el parche de los moteros” me quedo a cuadros y con toda mi ignorancia comento que Alfonso y un servidor hace años estuvieron por Alemania a 20 grados bajo cero, que nos habíamos cruzado Tánger en moto y estuvimos en la frontera de Rusia. ¿Que donde había ido el para ser motero?

En ese momento se hizo otra vez un silencio mas largo, el tío grande me miro fijamente con una mirada de mala ostia impresionante y entendí que había plantado la pata hasta el fondo, menos mal que Alfonso se levanto y dijo que ya teníamos que irnos. Mientras salíamos del bar me decía que arrancase la moto y nos fuéramos a dar una vuelta.

Fuimos a otro bar a mas o menos 30 hora de allí, en la moto no podía parar de pensar como un tío que en la moto no tenia mas de 7000 Km. que no se había movido de su zona era capaz de juzgar a los demás y decir quién y quien no era motero. Siempre había pensado que los moteros se medían por sus experiencias, viajes y aventuras, en fin lo que yo entiendo por ir en moto. Pero hay otro mundo que después Alfonso me explicaría.

En otro bar, le pregunto Alfonso que había pasado y me cuenta que esta gente se toma el mundo de la moto mas seriamente que nosotros (yo) que la moto no es su afición si no su vida. Le digo que no lo entiendo ya que la moto para mí además de ser mi afición forma parte de mi vida, como muchas cosas más. Que por qué no lleve tatuado el logotipo de Honda no me siento menos motero que nadie, o porque no lleve chaleco de cuero no me siento menos motero que nadie.

Seguimos conversando sobre este tema intenta explicarme el por qué ellos (incluidos el) son moteros de verdad y a diferencia del resto solo ellos saben lo que es sentir la moto, cada situación que me expone se la rebato con otra y no nos ponemos de acuerdo, lo único que me queda claro es que ya no soy bien recibido en ese local de moteros, y no por que no tenga kilómetros si no porque no llevo una Harley  y no voy siendo el sirviente de 2 o 3 que por ser los mas duros y los que se parecen mas a moteros de pelis americanas son los que mandan.
Adelanto el día de partida a casa porque sinceramente ya no estoy tan a gusto con Alfonso, después de tantos años juntos para mí no es el mismo, no es el mismo que un día estuvimos por Francia durmiendo en un banco por que no encontramos un hotel para pasar la noche y nos atamos al pie una cuerda y el otro extremo a la rueda de la moto para que no nos la robasen. Para mi amigo Alfonso dejo de amar el mundo de las motos el día que pasó de ser un motero a querer aparentar serlo.

Los 600 Km. de vuelta a casa se me hacen larguísimos repasando situación de estos dos días, y intentando averiguar el que y como mi amigo llego a esto, en fin un viaje que me ha venido bien para aprender mas sobre este extraño mundo.

Y aquí acaba la historia que me contó mi compañero en el almuerzo, siempre intento juntarme con el cada vez que voy cerca de su zona de trabajo ya que es un tío que nunca deja de sorprenderme y siempre tienes fotos nuevas que enseñarme de su vieja burra y sus viajes.

Un saludo!
Fuente: El Blog de Raga

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